lunes, 5 de diciembre de 2011

Ra-yue-la...

Tengo -por fin- "Rayuela" en mis manos. Tanto oír hablar de él, tantas bocas coincidiendo en que es un libro "de los buenos", que decidí que quiero comprobarlo, o ponerme de rebelde a desmentirlo, de una buena vez.

Le quito el plástico que lo envuelve, como una niña abriendo los regalos de Navidad. Acaricio rápidamente las páginas, para hacer desprender ese olor a libro nuevo. Repito el acto una y otra vez. Me gusta. Mientras lo hago, imagino que las letras de cada una de las hojas se van a desacomodar, formando otras palabras y entonces, voy a leer otro "rayuela" diferente al que han leído los demás. Luego, sonrío y recuerdo las veces en que me decías que debería canalizar toda esa "habilidad" para citar incoherencias, en algo de más provecho... Tanto ingenio no lo puedes desperdiciar -decías- y yo, calladamente, me sentía bien.

Había escuchado que, una de las cosas que hacen a este libro, especial, es que puede ser leído de dos formas. Si lo hubiera escrito yo, seguro que pondría:
"sentado o parado, como usted prefiera y se le acomode más"... ese humorcito simple con el que cargo, me hace inevitable el decir cosas así.

Paré de acariciar las páginas repetidamente y comencé a leer la hoja donde se explican las dos maneras de leerlo. Quedé atrapada con esa segunda opción. Me imaginé los capítulos a modo de bardas, puentes, laberintos, escaleras... y yo, dando saltos, del 73 al 1, al 2, luego al 116... como tratando de descifrar un misterio o de encontrar un tesoro perdido y esos saltos en desorden, fueran las pistas y todos los sitios por los que tendría que ir hasta encontrarlo.
Yo siempre he sido muy desordenada, es una palabra que va conmigo y todo esto, parecía eso, un desorden, de esos mentales en los que participo un día sí y otros, también... un desorden perfectamente acomodado. Pensé en que he leído revistas, comenzando de atrás hacia adelante, en que las veces que leo el periódico, lo "desarmo" y re-acomodo las secciones a mi antojo, en los ejercicios de inglés, que empezaba siempre por el último y en ese cuaderno en el que comencé a escribir en la última de sus hojas y me fui así, de atrás para adelante. Siempre he sido así...

Después de divagar sobre la peculiaridad del libro y compararlo con mis actitudes, decido cerrarlo. No comenzar a leerlo. Me cruza un miedo chiquito a lo nuevo, a lo desconocido (yo y mis miedos).
Luego de estos diálogos y discusiones internas, decido que *mañana lo comienzo.
No sé si me vaya a gustar o no, el contenido, pero es que esa libertad en elegir entre dos opciones de lectura, me "atrapó". Me pregunto, cuál será la mejor forma de leerlo, y elijo el desorden acomodado. Uno tiene que entender que lo estructurado, no es el único camino para llegar.

Tengo "Rayuela", y en él, caben miles de posibilidades, tantas, como caben en ti...


*mañana, puede ser hoy.

5 comentarios:

  1. "y elijo el desorden acomodado. Uno tiene que entender que lo estructurado, no es el único camino para llegar"

    el camino para llegar.. no siempre es el elegido
    porque no siempre se dan las condiciones que uno quiere o a las que uno esta acostumbrado que se den, los libros son así de complicados a veces..
    son caprichosos.. tienen el don de "atraparte" desde la primera pagina hasta el final o la magia de engancharte a medida que vas pasando sus paginas.. cualquiera de las dos opciones es valida o buena ... lo importante es leer ..

    saludos y muchos ánimos y así :)

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  2. Los libros, son personas! :P

    Abrazoos tramposaaa! (: (;

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  3. Creo que alguien me dijo un día eso..
    que los libros son como las personas
    así que solo lo copie y adapte un poquito
    (eso no son trampas) :P

    Abrazos y así :)

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  4. it doesn't matter... tú eres mi tramposa y listo! (:

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  5. Dije..diría..dicho..decir..dirías y así :P

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